Posiblemente todo esto sea producto de mi imaginación, como puede que NO.
Cuando te llamaba, distintas razones me daban...
"No, no ha llegado", "No, no está, salió", "No, fué a comprar",
"No, está haciendo tareas", "No, anda en la casa de su compañero",
"No, llegó, pero está durmiendo", y en fin.
Y cada tras llamada, una promesa...
"Te devuelvo el llamado, si no es muy tarde",
"Te llamo a lo que llegue a mi casa", "No sé, llamame tú".
Pero la verdad era otra... ¡Otra!
"¡Me cansa el tener el telefono en la mano!",
"¡Me cansa el que hablemos siempre lo mismo!",
"¡Me cansa el tener que mover la boca, mientras lo único que quiero es dormir!".
Las palabras duelen... ¡Me dolieron!
Y yo que creía, que tú eras el que más me entendia.
Probablemente, ahora estés leyendo esto, y te de exactamente ¡IGUAL!
Tal véz, te reíras, como puede también, que te esté dando lástima.
¿Pero sabes qué?
¡NO ENTIENDO! No... no entiendo.
Soy una estúpida, que no entiende.
El maldito problema es que t e a m o.
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